SAROO BRIERLEY
Se perdió de niño y encontró a su familia con Google Earth
Cuando tenía cinco años, Saroo Brierley se perdió de su familia. Se durmió en un tren en la estación de Khandwa, y se despertó solo en Calcuta a 1.500 kilómetros de distancia. Vagó por la calle, vivió en un orfanato, y finalmente lo adoptó una pareja que lo llevó a vivir a Australia. Muchos años después, a través de Google Earth, Brierley encontró la casa donde nació. "Tenía flashbacks de los lugares que solía frecuentar, de caras familiares. Inicié la búsqueda en 2009 y me decían que estaba buscando una aguja en un pajar", contó.
Cuando Saroo Brierley despertó, el vagón estaba vacío. Su madre y sus tres hermanos habían desaparecido. No sabía dónde estaba. En la estación de trenes la gente iba y venía muy rápido, como suele ser en India, y Saroo, de solo cinco años, no veía a su familia entre ella.
Antes de quedarse dormido, unas diez horas atrás, estaba con su hermano Guddu pidiendo limosnas en la estación de Khandwa y ahora, sin saberlo, estaba al otro lado del país, en Calcuta.
Buscó y corrió por todas partes, incluso casi se ahogó en el río Ganges mientras escapaba de un hombre que lo quería vender como esclavo.
Vivió bajo un puente durante varios meses, hasta que un orfanato se lo llevó para darlo en adopción a una pareja australiana. Desde el primer día en su nueva casa, en Tanzania, su madre adoptiva, blanca y colorina, muy distinta a él, le colgó un mapa de la India sobre su cama. Durante 25 años, Saroo vio ese mapa todas las mañanas al despertarse, pero con el tiempo terminó por olvidar que venía de un pueblo llamado Khandwa.
"Yo nunca había perdido la esperanza de algún día encontrar a mi familia en la India, bastaba tener las herramientas adecuadas y el tiempo para iniciar la búsqueda", dice Brierley a "El Mercurio", hoy convertido en un empresario de 31 años.
Aunque con vagos recuerdos de su niñez en India, usó su memoria para recorrer en la computadora, con Google Maps, la línea férrea que lo separó de su madre. Gracias a Google Earth y haciendo zoom a las imágenes satelitales pudo reconocer algunos sitios y trazar su camino a casa.
"Tenía flashbacks de los lugares que solía frecuentar, de caras familiares. Inicié la búsqueda en 2009 y la gente decía que estaba buscando una aguja en un pajar porque la India era muy grande".
Su tarea dio frutos el año pasado, cuando encontró el barrio Ganesh Talai; no había dudas, había encontrado su aguja en el pajar.
Viajó inmediatamente y con la ayuda de los vecinos dio con su antigua casa.
"Fue un momento surrealista; es un día que nunca olvidaré. Mi madre biológica pensó que había visto un fantasma cuando entré a la casa. Fue un momento especial".
Su antiguo hogar estaba ubicado en un barrio pobre y su madre Kmla había envejecido más de la cuenta. Entre lágrimas, le comentó que lo buscaron por varios años, pero luego se resignaron a su pérdida. Fue un encuentro cariñoso. Uno de sus hermanos, Kallu, al saber de Saroo, corrió a la casa y se abrazaron por varios minutos. Ahí se enteró de que su historia había tenido un trágico desenlace: su hermano Guddu, al que tanto esperó, fue atropellado por un tren en una estación cercana, el día en que se separaron.
Desde el reencuentro, Saroo viaja frecuentemente a la India a visitar a su familia.
Sobre el rol que tuvo la tecnología de Google para dar con sus orígenes, Saroo dice que fue una herramienta increíble. "Sin eso no habría tenido ninguna posibilidad de encontrar mi casa. Fue frustrante al principio porque la velocidad de internet era muy lenta, luego se hizo más fácil".
Pese a que encontró a su verdadera madre, dice que el apoyo de su familia adoptiva fue fundamental.
"Mis padres adoptivos, Sue y John, han dado forma a lo que soy hoy. Ellos han sido un apoyo increíble. Me siento muy afortunado de tener ahora dos familias que me quieren".
Tras su experiencia, Saroo lanzó un libro -"Un largo camino a casa"-, y Google acaba de estrenar el cortometraje "Saroo Brierley: Homeward Bound" (en español, "De vuelta a casa") para homenajearlo.
Reseña tomada via www.elpais.com.